El comerciante del negocio de piletas plásticas “La Fábrica” de avenida Balbín -ruta 8- 1.650 lamenta que no se haya activado la alarma cuando irrumpieron ladrones a robarle las herramientas porque hubiera concurrido empuñando un arma de fuego para dispararles.
Así lo aseguró ante la consulta del cronista periodístico sobre el episodio delictivo sufrido a comienzos de semana cuando dos delincuentes burlaron el cerco perimetral y vulneraron la abertura de acceso al edificio para sustraer equipamiento por un valor superior a los 700 mil pesos.
El hombre ha logrado progresar en base a esfuerzo y sacrificio de muchos años para lograr tener un emprendimiento propio con herramientas, equipamiento y su principal capital: el trabajo de todos los días.
Durante la entrevista colocó sobre el mostrador del comercio una pistola 9 milímetros que tiene registrada y cuenta con la habilitación de legítimo usuario.
Exhibió el arma de fuego delante del cronista para dar a conocer que no dudaría en disparar contra un delincuente si lo encuentra robando dentro de la propiedad. «Así tenemos que vivir en Pergamino», dijo mientras que la pistola permanecía apoyada sobre la hoja de un rollo de papel de cocina con una función inofensiva y sin encontrarse en la mano de un comerciante enojado viendo como lo despojan de los elementos de trabajo y con su dedo índice dispuesto a accionar el gatillo para abrir fuego contra quienes lo despojan de sus pertenencias.
«Los llegó a encontrar robando y los limpio», afirmó en alusión a la posibilidad de tener que abrir fuego contra los desconocidos que atenten contra sus bienes.
Actualmente está arreglada la falla que impidió que la central de alarmas alertara sobre el ingreso de los malvivientes al predio comercial en horas de la madrugada.
Las cámaras de video vigilancia reconstruyeron las maniobras de los dos delincuentes en el robo y el comerciante aseguró que podría haber llegado a impedir el robo porque empezaron a vulnerar la reja y la puerta de acceso a las doce de la noche y lograron ingresar al edificio a la una de la madrugada.
Los malhechores cubrían sus cabezas con capuchas y a través de linternas se iluminaron en el interior oscuro para revisar todas las instalaciones y apoderarse de una gran cantidad de valiosas herramientas de mano.
La víctima aportó a los investigadores judiciales y policiales las imágenes de las cámaras de seguridad para que identifiquen a los dos sospechosos que entraron a robar.
Real365
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