El consumo de drogas es un fenómeno que va en aumento y es imposible combatirlo porque las personas la consumen con mucha frecuencia y hay casos en los que llega a convertirse en una adicción.
La venta de estupefacientes es un negocio que termina siendo rentable para todos los eslabones del negocio ilegal.
Desde los traficantes, los distribuidores y los distintos puntos de ventas en viviendas hay gente que se beneficia económicamente con las personas que la compran.
El eslabón más frágil es el último, el de quienes venden las dosis a los consumidores.
Es la venta al menudeo que persigue la Justicia ordinaria a través de la Policía y la Fiscalía.
Los delitos de tráfico y distribución corresponden a competencia de la Justicia Federal.
En los últimos procedimientos de la Policía de Drogas Ilícitas de Pergamino por instrucciones judiciales del fiscal Francisco Furnari se vienen encontrando con un fenómeno muy particular.
Los consumidores no se percatan que están allanando los locales donde concurren a adquirir las dosis de estupefacientes.
Así es que mientras los funcionarios judiciales y los efectivos policiales se encuentran allanando viviendas siguen llegando adictos.
Las personas se acercan constantemente y llaman a la puerta para adquirir las dosis de cocaína o marihuana.
El jueves a la tarde en el barrio Desiderio de la Fuente se dio este fenómeno, pero viene pasando en la mayoría de los operativos anti drogas.
Los consumidores terminan siendo testigos de las causas y relatan que han ido a adquirir drogas. Son testimonios que se convierten en pruebas de cargo para sostener la acusación penal por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
La cocaína sube como el dólar
Las evidencias recolectadas por la oficina de estupefacientes del Ministerio Público Fiscal, a cargo del ayudante fiscal Juan Tomás Godoy, logró determinar los valores en los que están vendiendo las dosis de estupefacientes.
De acuerdo, a las conversaciones de los vendedores con los consumidores por mensajes de Whatsapp: están vendiendo las dosis de cocaína a 10 mil pesos y la media “bolsa” a cinco mil.
Determinaron que los propios adictos, en las negociaciones previas, se quejaban que hacía poco las estaban comprando a 8 mil pesos y los vendedores les han contestado que “la cocaína sube como el dólar”.
Muchas de las transacciones entre los consumidores y los vendedores se realizan a través de transferencias bancarias. Los movimientos de billeteras virtuales son materia de análisis de los instructores judiciales que investigan a vendedores de droga al menudeo.
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