Tras el violento ataque que dejó a Marcos Ageno luchando por su vida y se cobró la de su madre el año pasado, la comunidad sigue de cerca su proceso de recuperación con esperanza y solidaridad. A casi ciento cincuenta días de aquel fatídico suceso en la vivienda de Montevideo entre J. J. Valle y Carpani Costa, las noticias que llegan desde el centro de salud del Gran Buenos Aires son alentadoras.
El adolescente Marcos Ageno, es el sobreviviente del ataque letal perpetrado por el padre en el que la víctima fatal ha sido su mamá, María Alejandra Ayi.
Marquitos ha sufrido graves quemaduras en el cuerpo en un acto de violencia perpetrado por su propio padre, Ricardo Ageno, está mostrando una notable mejoría en su estado de salud.
Actualmente, se encuentra en plena etapa de recuperación en el centro de salud donde ha estado internado desde el trágico suceso.
Las personas del entorno familiar, de amistades y de compañeros del gimnasio “Geo-Gym”, han dado a conocer que Marcos ha estado sometiéndose a intensas sesiones de fisioterapia para recuperar la motricidad después de tantos días en reposo.
Y los resultados son visibles: ayer, avanzó significativamente hacia su rehabilitación al dar sus primeros pasos, acompañado por su tío Leo.
Este avance marca un hito en su camino hacia la recuperación total que es gradual.
En palabras del entrenador Matías Ramírez: “Ayer arrancó con sus primeros pasos, solito, acompañado del tío, obviamente. Y va a tener el alta una vez que él recupere su autonomía, digamos, que pueda caminar, que pueda ir al baño, que pueda hacer una vida medianamente normal. Obviamente con todas las terapias que está haciendo de movilidad y todas esas cosas, pero bueno, que medianamente salga del hospital con autonomía donde pueda valerse por sí mismo”.
Este progreso en la salud de Marcos llena de esperanza a su familia, amigos y a toda la comunidad que ha seguido de cerca su historia. Aunque el camino hacia la recuperación total aún es largo, cada pequeño paso es motivo de celebración y nos recuerda el increíble poder de la resiliencia y la solidaridad humana.
Esperamos con optimismo y afecto que Marcos continúe avanzando en su camino hacia la plena recuperación, y que pronto pueda volver a disfrutar de una vida plena y feliz.
El entrenador Matías Ramírez tiene la guarda judicial de Marcos
En medio de una tragedia que estremeció a la comunidad, surge un rayo de esperanza y amor incondicional. La historia de Marcos Ageno, un adolescente que sufrió severas quemaduras en un incendio provocado por su propio padre, ha conmovido a todos. Pero hoy, tras 150 días de lucha en el hospital, una luz brilla en su camino.
Desde el fatídico día en que su padre, Ricardo Ageno, desencadenó el fuego que acabó con la vida de su madre, María Alejandra Ayi, Marcos ha enfrentado una batalla contra el dolor físico y emocional. Con el 80% de su cuerpo afectado por las llamas, su vida pendía de un hilo. Sin embargo, su valentía y fuerza interior han sido inspiradoras para muchos.
Durante este arduo período, sus amigos del gimnasio GEOGYM han sido su sostén, su apoyo incondicional. Durante más de 140 días, han estado a su lado, animándolo en cada paso de su recuperación. Y ahora, en un giro sorprendente y conmovedor, un nuevo héroe emerge en la vida de Marcos: el entrenador Matías Ramírez.
Matías Ramírez, con un gesto de amor y generosidad que ha conmovido a toda la comunidad, ha tomado la decisión de hacerse cargo de la guarda de Marcos. Este noble acto significa que, una vez que Marcos reciba el alta médica, encontrará un hogar y una familia junto al profesor que se ha convertido en su ángel guardián.
La noticia ha sido recibida con alegría y gratitud por parte de todos los que han seguido de cerca la historia de Marcos. En un momento en que el mundo puede parecer oscuro y desolador, la luz de la bondad humana brilla con fuerza a través del gesto desinteresado de Matías Ramírez.
En nombre de toda la comunidad, celebramos la evolución de la salud de Marcos y damos las gracias a aquellos que han estado a su lado en este viaje. Que su historia sea un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles, el amor y la solidaridad pueden traer esperanza y sanación.
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