El 20 de mayo se conmemoró el 92º aniversario de la muerte de María Crescencia Pérez, conocida como “Sor Dulzura”, y la ciudad de Pergamino se vistió de violeta en honor a esta beata, reflejando la profunda devoción que inspira entre los fieles.
Desde temprano en la mañana, la Capilla del Colegio del Huerto abrió sus puertas para recibir a cientos de peregrinos que acudieron a rendir homenaje a la beata. Las actividades en torno a María Crescencia comenzaron días antes con una novena, en la que diferentes sacerdotes de la ciudad oficiaron misas diarias, alentando a los fieles a emular las virtudes de la beata: humildad, bondad, caridad, generosidad, fortaleza, sacrificio, alegría, servicio y paciencia.
La celebración central tuvo lugar en la tarde con una procesión que recorrió las calles cercanas a la capilla. Numerosos devotos participaron, marchando y entonando cánticos religiosos. La procesión culminó en el templo, donde se celebró la Eucaristía presidida por Monseñor Santiago Olivera, Delegado Episcopal para las Causas de los Santos de Argentina.
Monseñor Olivera expresó su alegría por estar presente en esta celebración y enfatizó la importancia de la causa de María Crescencia Pérez. “La causa de Crescencia es un don para todos nosotros, no solo para las Hermanas del Huerto, no solo para Pergamino y la Diócesis de San Nicolás sino para todos los fieles porque la hermana es un claro ejemplo del amor de Dios, ella quiso ser toda de Dios y eso es lo que estamos celebrando”, afirmó el prelado.
Citando a San Juan Pablo II, el obispo recordó que “la santidad es para todos, no es solo para unos pocos genios sino que todos los bautizados estamos llamados a la santidad porque ser santo significa saber plasmar en nuestra vida el proyecto de Dios, la voluntad de él algo que hizo perfectamente María Crescencia, predicando el Evangelio que siempre es palabra para hoy, para los tiempos que corren”.
Monseñor Olivera destacó que la beata, conocida en Chile como “la santita”, nos enseña con su vida que la santidad se manifiesta en el amor al prójimo y en hacer extraordinariamente bien las cosas ordinarias. “María Crescencia siempre gustaba hablar de Dios e hizo posible con su vida que podamos, al verla y conocerla, remitirnos y elevar nuestra mirada a Dios. Por eso, pedirle, rezarle, saberla cercana a nosotros, pedir su gracia y su protección nos aproxima más al Padre”, concluyó.
La celebración del Día de María Crescencia Pérez en Pergamino reafirma la profunda fe y devoción de la comunidad católica hacia esta figura ejemplar, y refuerza el compromiso de los fieles de seguir su camino de amor y servicio.
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