Si actualmente es difícil encontrar una conductora de camiones en un rubro totalmente dominado por hombres; es imposible que 32 años atrás había muchas mujeres al mando vehículos de cargas por las rutas de nuestro país.
Silvia Forlani es una chofer de camiones que desde muy chica supo que en su vida se dedicaría a ese oficio que la apasiona y cuando su hija mayor tenía cuatro años se puso al volante de un vehículo de carga para trasladar granos.
Ella acompañaba a su padre camionero a distintos viajes en el que podía ir en la cabina y su inclinación por ese trabajo surgió en la adolescencia cuando le dejaba tomar el volante en rutas poco transitadas.
“Hace 33 años que conduzco camiones de transporte de granos para Agricultores Federados. Cuando era chica quería ser camionera. De toda la vida. Mi papá transportaba combustible en camiones cisternas y yo lo ayudaba y acompañaba desde muy jovencita”.
Lo que la llevó a ese oficio fue su gran pasión por “el camión”, tal como lo aseguró. “Es un sentimiento único, porque si no te gusta no podés ser camionera o camionero. Se lleva en la sangre, el alma y el corazón. Es como si el camión tuviera vida. Puedo estar paseando en auto, pero me gusta más el camión y si estoy de vacaciones quiero volver rápido porque extraño el camión. Me siento libre y feliz conduciendo”.
Silvia siempre ha sido muy cuidadosa, responsable y prudente al mando del camión. “Soy responsable por la carga, por los demás vehículos que transitan por la ruta y eso me hace ser muy cuidadosa”.
La primera vez que consiguió trabajo para transportar cereales acudió al mando de un camión Chevrolet a pedir trabajo a Agricultores Federados Argentinos (AFA). “Me dieron el trabajo sin discriminarme en 1988. Al finalizar la temporada yo iba a semilleros a ofrecerme para hacerles fletes y llevaba semillas a distintos puntos del país”.
La camionera formó una hermosa familia con su marido Juan, quien no es camionero. Ella afirma que no podría soportar la convivencia con un esposo camionero porque no toleraría tener que cederle el camión.
A sus tres hijas las tuvo jovencita mientras ya ingresaba a conducir camiones por su cuenta.
Su hija mayor, Carina, es directora en el Colegio San Agustín; Melisa tiene el salón de eventos “Pequeñas travesuras” y Rocío estudia Agronomía en la Unnoba.
“Mi familia se adaptó a mi trabajo porque también soy una buena ama de casa que en los tiempos libres aprovecho a hacer pastas (tallarines, canelones y ravioles), los guardo en el freezer y siempre tengo a mano para cualquier eventualidad. Soy una mujer normal a quien le gusta cocinar y al amar lo que hago puedo organizarme para atender a la familia”.
Actualmente maneja un camión Iveco que es chasis y acoplado para el transporte de granos.
En la entrevista remarcó que nunca le han faltado el respeto sus colegas. “Voy frecuentemente al puerto y jamás han sido irrespetuosos ni han insinuado cuestiones fuera de lugar. En el gremio de los camioneros hay un respeto total. Me tratan como si fuera un camionero más con un gran respeto. En todos los lugares a los que voy me tratan respetuosamente”.
Al ser mujer en algunos puertos le dan prioridad de descarga y hay quienes se enojan o protestan y exigen que haya un trato igualitario. Ella les responde que no tiene problemas en que haya un trato igualitario; pero “cuando seamos cincuenta y cincuenta”; en referencia a la preponderancia del género masculino sobre el femenino en el rubro de los choferes de camiones. En los puertos hay baños para mujeres y en caso de emergencia ella en su camión tiene su propio baño químico. “Yo tengo todo organizado”, sostiene Forlani en ese sentido.
“Hasta hace unos días estuve trabajando en la cosecha de trigo y la actividad ha sufrido los mismos vaivenes que otras cuestiones por la pandemia”.
Silvia no es sólo camionera de sentarse frente al volante; sino que se involucra en reparar cuestiones mecánicas e intervenir en la pintura de su vehículo. “Yo soy mecánica: le arreglo los frenos, le cambio los bolilleros a las cubiertas y todos los mantenimientos necesarios”.
Cada camionero imprime su cosmovisión en la parte trasera de su vehículo a través de frases. Una mujer con la personalidad de Silvia Forlani no podía carecer de la frase que la identifica. En la parte posterior de su acoplado dice: “No es fácil ser mujer, madre, argentina y camionera” y otra que reza “la mujer es el único transporte por el que el hombre viene a la tierra”; por la cual apela cada vez que va al puerto y debe hacer valer su género.
Por Alfonso Godoy para Real365.com.ar
Comentarios