Era brillante (también oscuro) y se ha convertido en un ícono de Silicon Valley. Su nombre aparece de forma recurrente si pensamos en grandes referentes de la tecnología. Hoy, se cumplen 10 años de la muerte de Steve Jobs, el creador del imperio Apple (cuyo cofundador fue Steve Wozniak), un hombre que ha dejado su impronta para siempre en la industria tech. A un día del lanzamiento del iPhone 4s (en donde no estuvo presente), moría luego de luchar contra un cáncer de páncreas.
Semanas antes, precisamente el 24 de agosto de 2011, se había despedido de Apple. “Siempre dije que si llegaba el día en que ya no pudiera cumplir con mis deberes y expectativas como CEO de Apple, sería el primero en hacérselos saber. Desafortunadamente, ese día ha llegado”, escribió.
“Steve murió en paz hoy rodeado de su familia. En su vida pública, era conocido como un visionario; en su vida privada, apreciaba a su familia… Sabemos que muchos de ustedes llorarán con nosotros y les pedimos que respeten nuestra privacidad durante nuestro tiempo de duelo”. Este mensaje fue parte de un comunicado que emitió el entorno familiar de Jobs el día de su muerte, el 5 de octubre de 2011.
La comunidad tech de Cupertino, en Silicon Valley, y la industria de la tecnología en general perdía a un distinto, que no solo ha estado detrás de grandes innovaciones de Apple (como el lanzamiento de la Macintosh en 1984, o más de dos décadas después, el iPhone, lanzado en 2007), sino que ha marcado una nueva forma de presentar productos tecnológicos, con atractivas y esperadas presentaciones (que lo han hecho tener millones de fans en todo el mundo). Tal fue su legado que Apple planeó una celebración de su vida, luego de su muerte, para los empleados de la compañía.
Su talento para el liderazgo, la creatividad y el espíritu emprendedor, se han destacado durante su carrera en Apple. La biografía “Steve Jobs” de Walter Isaacson (escritor de las biografías de Benjamin Franklin y Albert Einstein) fue escrita mientras vivía. Jobs dijo que no interferiría en la redacción del libro (no lo habría leído).
La biografía da cuenta de que, en cada fase del desarrollo de sus productos, Jobs ha sido duro con muchas personas de sus equipos, siempre en defensa de sus propias convicciones. La biografía de Isaacson señala que, de todas formas, quienes reaccionaron mal o se sintieron decepcionados por “su estilo”, simplemente no lo entendieron.
Jobs se involucraba y consideraba los más mínimos detalles de los procesos de desarrollo de, por ejemplo, la Macintosh, iMac, iPhone o iPad. Quería tener el control total de todo lo que sucedía. Pero esto le ocasionaba diversos conflictos con su entorno.
También, era una persona de una extrema sensibilidad. El libro revela que Jobs ha llorado mucho y en presencia de compañeros de trabajo. Lo hacía cuando se sentía frustrado, enojado, feliz o conmovido por una situación. Si las emociones lo abrumaban, las dejaba salir.
La guerra contra Android
Sin dudas, ha sido una especie de “rockstar” de la tecnología. Cuando había cosas que no le gustaban, lo decía, sin filtros. Y creía que Android, el sistema operativo de Google, era un producto robado del iPhone.
Ha demandado al gigante tecnológico y llegado a decir: “Voy a destruir Android, porque es un producto robado. Estoy dispuesto a ir a una guerra termonuclear por esto. Están muertos de miedo porque saben que son culpables. Fuera de la Búsqueda, los productos de Google como Android y Google Docs son una mierda”, señaló.
Un distinto, un irremplazable
El legado de Jobs trasciende las fronteras de lo meramente tecnológico. Se ha convertido en inspiración para el mundo emprendedor, por sus ideas disruptivas, su tensión y también relajo. Se ha conocido que aprovechaba el tiempo mirando fijamente hacia la nada. “El tiempo que Steve Jobs dedicaba a posponer las cosas y a reflexionar sobre las posibilidades era un tiempo bien empleado para dejar que se pusieran sobre la mesa ideas más divergentes”, contó el reconocido psicólogo Adam Grant a Business Insider.
Meditaba para mantener en calma su mente y era vegetariano. Era fundamentalista. Cuando le detectaron el cáncer de páncreas, quiso tratarlo con una dieta vegetariana extrema.
Hay cientos de historias de Jobs. Cientos. Mitos, verdades y conspiraciones. Lo que es cierto es que, hasta el momento, no ha habido otro igual en la industria tecnológica. Tal vez sea por eso que, aun hoy, se lo extraña.
De Infobae
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