Como todos los años, el precio de la carne vacuna cobra protagonismo entre noviembre y diciembre. Históricamente en los últimos meses siempre se advierte una firmeza notable en todas las categorías de consumo interno que se subastan en las ferias.
Las fiestas navideñas, un bolsillo “reforzado” por el aguinaldo y la proximidad de las vacaciones, representan un combo perfecto para que se produzca un mayor consumo. Pero en esta oportunidad, todo ello se potencia por un faltante notorio de hacienda, fundamentalmente en los feedlots.
El escenario causó revuelo una vez más y desde el gobierno han tomado nota. El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, dio a entender que baraja dos alternativas para tratar de contener los incrementos. Aumentar retenciones o crear un fideicomiso, para que las empresas exportadoras subsidien el precio en el mercado interno. Fuentes consultadas por Ecos365 vinculadas a la cadena cárnica revelaron que todavía no hay nada. Incluso, fue de público conocimiento que algunos empresarios del sector mantuvieron reuniones con el funcionario, pero sin novedades al respecto.
La posición de Feletti se contrapone con las posturas del ministro de Desarrollo Productivo (Matías Kulfas), que fue el encargado de llevar adelante negociaciones con la cadena hace unos meses, antes de anunciar las restricciones que finalmente se conocieron a fines de mayo.
Qué puede pasar en el corto plazo
Cada vez que la carne sufre un aumento es noticia. Se trata de un producto emblemático que “sensibiliza” a todos, teniendo en cuenta que hay muchos cortes de consumo masivo. Pese a todo, los especialistas aclaran que “no está cara” cuando se compara con otros productos que, además, requieren menos costos de producción.
Pero también influye el bajo poder adquisitivo de la población, que observa cómo se deteriora y deprecia la moneda. De hecho, si se comparara el valor de la carne (en dólares) con otros países competidores, la ecuación reflejará también que Argentina cuenta con el producto “más barato” de la región.
Cabe destacar que la ganadería es un negocio de largo plazo, que necesita previsibilidad y reglas claras porque de lo contrario los resultados pueden ser drásticos. Si continúan políticas intervencionistas que desalientan la producción los problemas serán recurrentes porque el país dejará de crecer en stock y producción, mientras la población aumenta.
De Ecos365
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