El evento “La Niña” se afirma con fuerza en Argentina y obliga a los productores a tomar decisiones, de cara al comienzo de la campaña gruesa que tendrá, sin dudas, al maíz como protagonista. El interrogante está instalado una vez más: ¿maíz temprano o tardío?
En algunas zonas ya ha comenzado la siembra del cereal denominado “temprano o de primera” y, a partir de las precipitaciones registradas en los últimos días en varias regiones productivas (que podrían darse nuevamente este fin de semana), seguramente las labores de implantación se acrecienten por la recarga de humedad en el perfil de suelo, que habitualmente se necesita para la siembra. Cabe destacar que se trata del cultivo “más caro” para sembrar y no puede haber fallas en ese proceso.
Para el maíz de primera, los expertos y técnicos consultados por Ecos365 coinciden en la de elegir híbridos de alto potencial productivo que presenten respuestas proporcionales de rendimientos a incrementos de densidad y fertilización.
En las distintas cuencas lecheras, en Santa Fe se encuentra en los departamentos Castellanos y Las Colonias, suele registrarse una mayor siembra del cereal temprano porque se destina al consumo y nutrición animal, al tratarse del principal insumo de los rodeos.
“No es lo mismo un maíz de silo en una producción de tambo que uno con destino a grano. Si la lluvia es insuficiente, el productor que pretende hacer grano con destino comercial revisa su decisión y tiene posibilidades de inclinarse por un tardío. En cambio, en el productor tambero la situación cambia porque es más acotado el margen de decisión”, explicó el Ing. Agr. Juan Manuel Picco de la EEA del INTA Rafaela.
En ese sentido, debe señalarse que los materiales de primera por lo general muestran mayor potencial pero menor estabilidad. Ahora bien, en este escenario de escasas precipitaciones por delante, pueden ser más confiables los maíces tardíos, que muestran un menor potencial pero brindan mayor seguridad.
Precisamente, en las últimas campañas se advirtió un crecimiento exponencial del cereal de segunda, y en algunos pocos casos hasta de tercera, contemplando la cuestión climática.
No es un dato menor que en años donde las lluvias suelen ser significativamente inferiores al promedio, los productores optan por planteos tardíos teniendo en cuenta que, por lo general, en los meses de febrero y marzo pueden darse esas precipitaciones que beneficien al cultivo en determinados estadios vegetativos o reproductivos, favoreciendo su estructura y desarrollo.
Estrategias de fertilización
En un informe recientemente publicado por la Asociación Civil Fertilizar AC, el Ing. Agr. y coordinador técnico Andrés Grasso, justificó la inversión en fertilización no solamente mirando los altos precios de los granos, sino fundamentalmente en que el actual nivel de nutrientes de los suelos restringe fuertemente “la demanda que tiene el cultivo genéticamente para formar rendimientos”.
A la hora de fertilizar este cultivo, brindó algunas pautas esenciales:
– Diagnóstico con análisis de suelo que ayude a conocer integralmente la heterogeneidad de los ambientes. ¿Cuánta producción potencial puede sostener cada ambiente? ¿Cuáles son las restricciones más representativas que deben gobernar mis decisiones de manejo de los fertilizantes?).
– Interpretación de la información generada en el diagnóstico y realizar la recomendación de fertilización.
– Planificación de Estrategias: el planteo de uso del fertilizante. “A la hora de fertilizar tenemos que hacerlo bajo las buenas prácticas de uso de nutrientes con el objetivo principal de sincronizar la oferta de nutrientes con la demanda del cultivo, en el momento y lugar correcto (cantidad y tipos de nutrientes)”, indicó el especialista.
Grasso resaltó que frecuentemente son generalizadas las aplicaciones de nitrógeno (N) y fósforo (P), pero advirtió que hay que incorporar otros nutrientes que actualmente son deficitarios como azufre (Z) y zinc (Zn).
El técnico explicó que hay dos nutrientes que determinan principalmente la variabilidad de rinde: el nitrato y el fósforo. Sobre la aplicación de cada uno, indicó que para nitrógeno por cada tonelada de maíz que va a demandar el ambiente productivo y el híbrido, es necesario tener disponible (suelo más fertilizantes) 22 kilos de nitrógeno por hectárea.
Para el caso que se atrase la fecha de siembra, recomendó aplicar el fertilizante al momento de la siembra, y no dividir la dosis.
En el caso del fósforo, Grasso recordó que el 70% de la superficie agrícola es deficiente e indicó que, independiente de la fecha de la siembra, aplicar dosis de reposición (entre 120 y 130 kilos de MAP, DAP o superfosfato triple) siempre posiciona en los planteos de máximo rinde.
Los manejos de suficiencia no logran abastecer los requerimientos del cultivo y el impacto es doble, por un lado restringe la productividad y por el otro afecta la fertilidad del suelo.
Por: Maximiliano Luján
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