A menos de 90 días para las elecciones primarias, el Gobierno tenía poco margen para tomar medidas que ataquen la inflación, que en abril se aceleró peligrosamente al 8,4 por ciento. Esto quedó demostrado con las medidas anunciadas ayer por el equipo económico, concentradas sobre todo en mantener el dólar a raya más que en atacar los problemas de fondo que están generando la aceleración de los precios.
La suba de tasas de interés, del 91% al 97% anual busca evitar una caída mayor de la demanda de pesos. La tasa efectiva, que surge de reinvertir los intereses mensualmente, ya es del 152 por ciento. Más que un enfriamiento de la economía que ayude a desacelerar la inflación, el objetivo es postergar la dolarización de portafolios, un proceso esperable en los meses previos a las PASO.
Los anuncios del fin de semana incluyeron muchas más medidas que buscan transmitir la idea que el Gobierno está en condiciones de seguir controlando al dólar. Prevenir otro episodio de fuerte presión cambiaria como el de fines de abril es ahora un objetivo central para Sergio Massa. Las consecuencias de aquel súbito incremento del dólar se sintió parcialmente en el aumento de la inflación de abril e impactará de lleno la de mayo. No se descarta que el índice de este mes llegue a los dos dígitos.
Mayor intervención
Se anunció habrá “mayor intervención” para mantener bajo control los dólares financieros, pero al mismo tiempo también se da a entender que habrá novedades respecto al “crawl”, es decir al ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial. ¿Se viene una aceleración en la devaluación mensual? Por lo pronto, el propio FMI aseguró en la última revisión de metas que el tipo de cambio oficial tiene un atraso de por lo menos un 20 por ciento.
Además, Economía mencionó las negociaciones que viene manteniendo con el FMI para acumular reservas, el uso del swap chino para importaciones de ese país y la garantía de los BRICS para importaciones brasileñas. Es que para el Gobierno es acuciante la necesidad de fortalecer reservas. Pero por ahora todas son buenas intenciones, que no generan alivio al menos en el corto plazo.
Salta a la vista que faltaron medidas concretas que ataquen los problemas de fondo que impactan sobre la inflación, que este año podría acercarse al 150% anual. No hubo anuncios de reducción del gasto ni de una corrección en la expansión del déficit fiscal que ocurrió en estos primeros meses del 2023. Tampoco se hizo mención a la necesidad de reducir la emisión monetaria.
En cambio, se hizo referencia a la importación de alimentos a través del Mercado Central, sin pagar aranceles. Pero la medida tendría poca efectividad para contrarrestar la presión alcista de alimentos, que en abril subieron a un ritmo superior al 10% según midió el INDEC.
Por otra parte, la baja de tasas para alentar el consumo a través del plan Ahora 12 parece ir en la dirección contraria de lo que se quiere lograr, es decir una reducción de la inflación. En la misma dirección va el plan de facilidades de pago para deudas impositivas vencidas, es decir aliviar a las PYME en medio de un contexto muy complicado.
Massa quiere conseguir lo imposible, faltando tan poco para las elecciones primarias: bajar la inflación, mantener al dólar bajo control y evitar una caída de la actividad económica.
De Infobae
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