Voy a hacer un video que me cuesta y quisiera que lo vieran y nos apoyen a los integrantes de la familia Iglesias.
Voy a traer al recuerdo el fallecimiento de mi sobrino Juan Carlos Iglesias, de 39 años en el año 2019.
Se tienen que enterar todos que la jefa de fiscales chaqueña, Rosana Beatriz Soto, que no imputó a nadie por el siniestro que le costó la vida a mi sobrina.
Es una aberración, una cosa de locos porque la instrucción judicial no ha encontrado culpables en la muerte de Juan.
Voy a recordar cosas horribles que no le gustan a nadie y lo siento mucho por mi cuñada, Susana, mi hermano y mis sobrinos; pero ante esta terrible novedad no puedo hacer otra cosa más que alzar mi voz.
Nos tienen que ayudar. Yo soy el tío y acá no hay un interés económico porque mi hermano y mi cuñada jamás se comprarían un par de zapatos con la muerte de un hijo. No pasa por lo económico. Pasa para que haya un poco de Justicia y volvamos a vivir en un país un poco más viable. Esto es un desastre.
Mi familia se enteró por el diario que la fiscalía chaqueña no había imputado a nadie por la muerte de Juan Carlos.
La cronología de los hechos nos remite a esa fatídica carrera para nosotros. La fiscal en sus conclusiones para cerrar la instrucción sin imputarles responsabilidades penales a nadie dice que los corredores de autos somos actores que nos exponemos a lo que participamos y que tenemos que conocer el auto. Esta funcionaria judicial no tiene ni idea de lo que está hablando. La Asociación Argentina de Volantes que se comportó correctamente en este accidente fatal.
Al afirmar que hay un comisario de pista, que existe un comisario técnico en cada competencia de automovilismo y son quienes habilitan a sacar el auto a pista. Considero que la fiscal se tendría que haber asesorado con alguna persona idónea en carreras de autos para que le brinden precisiones.
Creo que es por plata. Ahí pusieron una torta de plata y esta mujer firmó. Porque este accidente involucra a un montón de personas con responsabilidades en lo ocurrido.
Lo de mi sobrino fue un asesinato y a lo largo de mi exposición voy a poder demostrárselo.
El presidente de la comisión organizadora APAT, Alberto Higinio Schiffo, es el primero. Es organizador de la carrera y jamás le pidió disculpas a la familia. Huyó con los bolsillos llenos de plata porque para entrar a esa carrera hay que pagar primero la licencia y después inscribirse, que no es barato.
Yendo a la cronología de los hechos: mi sobrino, Juan Carlos Iglesias, el viernes 19 o sábado 20 de abril se presentó en el autódromo Yaco Guarnieri de la ciudad de Resistencia, Chaco. Concuerrieron a probar el auto junto a su sobrino, el hijo de su hermano mellizo; Manuel. Sale a pista con todo en regla; porque les habían revisado el auto a todos. Había una ambulancia que en su momento no arrancó y la tuvieron que empujar para que tomen dimensiones de lo deplorable que estaba. Hay un video en el que se ve como el auto realmente agarra fuego por un desperfecto técnico. Pensamos que estaría mal puesta la cinta de la batería y al salirse en algunas de las vueltas se produjo un chispazo sobre un caño de nafta que pasa desde el tanque hacia el motor por al lado de la butaca. Es una manguera mayada que se ha pinchado y la batería ha hecho un corto circuito que entró en contacto con el combustible para prenderse fuego. Puede ser otra cosa; pero suponemos que puede haber sido eso porque es difícil determinarlo porque del vehículo no quedó nada para saberlo. Al iniciarse las llamas empezó a tirar fuego hacia la butaca del piloto, justo atrás de él. La nafta no llegaba a los carburadores y el auto empieza a fallar. La cámara on board que grabó lo ocurrido en ese momento es elocuente de como Juan gritó. Intentó ir donde hubiera un matafuego, donde hubiera un banderillero o una persona que lo asista. Por eso dejó ir el auto tranquilo. No había necesidad de tirarse. Se detuvo al lado de un banderillero que tenía un banderillero. Lo que ocurrió de ahí en adelante es un asesinato. El se detiene y para el auto. Se ve asimismo que se estaba quemando. En la desesperación ve que se estaba quemando y le grita a esa persona que estaba afuera: “¡Abrime!” “¡Abrime!”. El sujeto después de un minuto abrió el matafuego en la cara de Juan Carlos. Sin abrir la puerta, que era lo que pedía: abrió el extintor a través de la ventanilla de acrílico con agujero. Ese dispositivo se usa solamente para que le ingrese un poco de aire al piloto. Le metió la manguera por el lateral que expandió el contenido contra el casco. No lo bajó nunca del interior del habitáculo. Nunca abrió la puerta. Hay un video en el que le gritaban: “Bajalo. Bajá al chango que se está quemando”.
¿Saben quién abrió la puerta y lo sacó del auto? Manuel, su hermano. Manuel estaba en la terraza de los boxes. Joaquín lo sobrepasó en la prueba y se dirigió a boxes a decirle al padre: “se le rompió el auto al tío”. Manuel dirigió su mirada y dijo: “No. Se le prende fuego. Está largando mucho humo”. Manuel agarró una moto que estaba en el colectivo, cruza el autódromo y lo ve que estaba arriba del auto. Prácticamente arrancó el volante y lo sacó con vida. A todo esto: el banderillero nunca cortó la corriente del auto. El vehículo se prendió fuego íntegro y ni siquiera tuvo la lucidez de desconectar el corta corriente ubicado afuera de la unidad. Es increíble. Lo atendieron en el pasto, la ambulancia no arrancaba, entraron con camionetas para trasladarlo.
¿Saben lo que era la ambulancia? Una Renault Kangoo sin equipamiento y con una camilla en diagonal apoyada en el asiento del acompañante porque no entra en el habitáculo de ese furgón. No había ni siquiera una gaza. Un bombero me contó mi hermano que al sacarlo de la butaca le intentó sacar el casco sin desprenderlo: no le arrancó la cabeza de casualidad. Esta era la gente que tenía este Schiffo, el organizador de la carrera. Hay un audio del presidente de APAT que dice que él contrata gente que vale mucho menos plata porque cuida el bolsillo de los socios ¿Saben quiénes son los socios de APAT? Los corredores. Sus cuidados eran con banderilleros a quienes en su momento les pagaba cinco mil pesos; contra otros que valían sesenta mil pesos y con trayectoria en competencias internacionales como el Moto GP. Chaco tiene banderilleros muy profesionales, pero son más caros. En un video también aseguraba que él contrata gente de poca monta.
De ahí lo cargaron en el furgón Renault Kangoo, se pone Manuel espalda con espalda para levantarlo porque se ahogaba. Juan estaba consciente y le decía a su hermano ´levantame porque me ahogo´. Así llegaron al Hospital más cercano y luego lo derivaron a otro de mayor complejidad. La Asociación Argentina de Volantes puso a disposición un avión sanitario que lo llevó al Hospital Alemán de Buenos Aires y nueve días después se produjo su fallecimiento. Tras un infarto le dieron el diagnóstico de muerte cerebral irreversible. Al punto que sus padres, Juan Carlos y Susana llamaron al Incucai para ver si servían algunos de sus órganos para donarlos. No le pudieron rescatar nada; ni la retina de los ojos. Cuento todo esto porque es como es. En Charata, Chaco, despedimos los restos de Juan.
Los integrantes del grupo familiar tras el velorio y la sepultura coincidimos en que había responsables por lo ocurrido. Está claro que los organizadores de la competencia no lo bajaron del auto y tuvo que hacerlo el hermano; quien estaba a una distancia mucho más larga y tuvo que perder tiempo en buscar un vehículo para trasladarse y todo lo que pasó en esos vitales segundos y minutos que se podría haber hecho algo por mi sobrino. Ni el banderillero ni el bombero abrieron la puerta del auto. La ambulancia no estaba y no arrancaba. Todo lo que hizo el presidente de la Comisión, Schiffo, para provocar esta tragedia.
I intención es que mis amigos deportistas, mis amigos corredores, levanten este video y se sepa lo que hizo la Justicia del Chaco hizo con un asesinato. Los competidores de automovilismo sabemos que corremos riesgos, que podemos errarle una maniobra y pegarnos de frente contra un paredón. Pero distinto es si tengo un desperfecto pequeño, menor y puedo llegar hasta un asistente que me puede rescatar: y me dejan arriba del auto y me dejan quemar; es un asesinato.
La fiscal en el cierre del sumario dice que es responsabilidad del piloto conocer el auto que corría; a pesar de que había pasado varias pruebas técnicas de los organizadores y tienen que saber los riesgos que corren, pero no sabemos que haya tanta maldad, tanta crueldad. La Justicia nos echa la culpa a los pilotos, o actores como le gusta llamarnos, si nos pasa algo. Cómo si nosotros cobráramos por correr. Son deportistas: se preparan físicamente, gastan dinero en el auto y se pasan noches preparando un auto. Somos deportistas; no somos actores. ¿Cuánta plata le pusieron para que firme y diga lo que dice?
Esto no tiene ninguna motivación económica porque cuando fue el sepelio mi hermano y mi cuñada pidieron que no se enviaran flores; sino coronas de caridad. Así fue como con lo recaudado se adquirieron aires acondicionados para el hospital de Charata; camisetas de fútbol para los clubes donde Juan participaba y otras intervenciones especiales.
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