Una joven uniformado de la Policía bonaerense de nuestra ciudad enfrenta una lesión irreversible en órganos sensibles de su cuerpo al perder la visión de un ojo durante una jornada laboral en la Utoi San Nicolás.
Se trata del joven pergaminense Axel Uriel Carnevale, quien perdió un ojo por la manipulación incorrecta de una escopeta por parte del encargado de la brigada policial donde prestaba servicios.
Además de este padecimiento, el muchacho debe afrontar una situación más grave al ser la víctima del presunto armado de una causa judicial en la que pretenden hacer pasar el caso como un auto accidente.
Es que las declaraciones de sus camaradas coinciden con las del jefe que habría producido el disparo que provocó la grave lesión en el ojo del novel agente pergaminense.
El episodio ocurrió dentro del edificio donde la brigada de la Policía nicoleña hace la guardia a la vera de la ruta 9, cerca del límite jurisdiccional de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.
El muchacho de 21 años sólo llevaba una corta trayectoria de cinco meses de desempeño laboral cuando le dispararon y fue trasladado herido de gravedad al Hospital nicoleño.
En el centro de salud lo atendieron de urgencia y los médicos determinaron la pérdida del ojo derecho que lo mantuvo internado largos días hasta lograr el alta médica y poder colaborar con la Justicia en la causa.
Al comparecer en la Fiscalía de San Nicolás el expediente había pasado por dos fiscales y las actuaciones no reflejaban lo que ocurrió en la tarde del martes 6 de agosto.
Desde el acta inicial, confeccionada en base a los dichos del oficial a cargo y las subalternas que se encontraban en la brigada hasta las medidas de pruebas posteriores no se condecían con lo ocurrido.
Las declaraciones de los demás uniformados brindaron indicios para que la instrucción judicial sostuviera la hipótesis de la auto lesión por parte de Carnevale.
Los dichos de los colegas podrían dejar impune al verdadero causante de la lesión si el expediente avanza en los lineamientos actuales de la causa.
Ese martes ingresó a la dependencia a las 8:00 a cumplir la función de armero en la que su responsabilidad era controlar que las escopetas 12/70 se guardaran sin municiones en la recamara y entregarlas a los integrantes de la brigada descargada, al momento de ascender a los móviles y llevar esas armas largas.
A media mañana salió junto a un compañero a cumplir con unas diligencias en un centro de salud nicoleño y regresó pasado el mediodía.
Una colega quedó bajo la responsabilidad de controlar que las escopetas se guardaran descargadas y estén disponibles sin cartuchos dentro de los caños.
Luego llegó el momento de descanso posterior al almuerzo y en horas de la tarde retomó su función de analizar el estado de todas las escopetas del arsenal de la seccional policial.
Las escopetas habían quedado sobre la mesa de trabajo mientras iba controlando cada una de las armas largas que estuvieran vacías de cartuchos.
En ese momento irrumpió el oficial que estaba al mando de la dependencia en ese momento y empuñó una de las escopetas 12/70 que estaba sobre la mesa.
El superior del agente pergaminense se encontraba frente al muchacho y a una distancia de un metro y medio aproximadamente.
Tal como surge del relato este efectivo cargó un cartucho en la recámara y a modo de broma le dijo imitando expresiones de hampones: “¡Dale gato! ¡Apúrate a revisar las armas!”.
El tono y la postura parecía ser bromista para que le festejen las subalternas que se encontraban en el mismo ambiente; pero el joven pergaminense sintió un violento impacto en el rostro acompañado de un gran estruendo.
Carnevale cayó de la silla donde se encontraba sentado, cerró su ojo izquierdo (el que le quedó sano) y escuchó todo un griterío hasta desvanecerse.
Las personas que se encontraban presentes llamaron a una ambulancia y en el interín habrían sellado un pacto de silencio para que lo ocurrido no afecte al encargado de la brigada en ese turno.
Las complicidades de los camaradas hicieron creer a la Fiscalía en una supuesta depresión del novel efectivo por un supuesto malestar que negó profundamente en su declaración.
En este sentido, declaró que tiene una gran vocación policial y ama la función de estar al servicio de la comunidad en pro de la seguridad de los vecinos.
La causa se instruye en la Fiscalía especializada en delitos de Violencia Institucional de Rubén Darío Giagnorio del Departamento Judicial de San Nicolás.
Inicialmente las actuaciones se instruyeron en la Fiscalía 1 de María Verónica Marcantonio y luego pasaron a UFI especializada en la temática, a cargo de Giagnorio.
Policiales
En la Policía de San Nicolás le sacaron un ojo de un tiro y lo hicieron pasar por un accidente
Axel Uriel Carnevale (21) era un novel oficial de la bonaerense con funciones iniciales en la Utoi San Nicolás, cuando un jefe le disparó con una escopeta delante de otros camaradas durante una guardia policial. El temor a las represalias de la Jefatura habría generado el silencio de los subalternos y declararon que fue una autolesión del novato.
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