El problema de la violencia es una epidemia social, que tiene múltiples aristas y consecuencias que resultan siempre graves. Esta vez, el escenario fue el menos pensado: un hospital, más precisamente el “Abraham Piñeyro” de Junín.
En efecto, el lunes pasado, en plena operación, un anestesista y un médico residente (que se está formando en el nosocomio de nuestra ciudad para ser cirujano) protagonizaron un insólito y repudiable episodio, cuando comenzaron a agredirse verbalmente mientras practicaban una intervención a una paciente menor de edad. Pero el hecho no terminó allí.
Ni bien terminó la operación, en la zona donde están los vestuarios, los profesionales pasaron de las palabras a la violencia física.
El fiscal del caso, Javier Ochoaizpuro, afirmó a Democracia que en un principio el residente declaró que el anestesista lo había amenazado, golpeado y dañado un teléfono celular, pero luego se comprobó que el anestesista había sido víctima de una brutal golpiza, al punto de que, por las heridas que sufrió, debió ser sometido a una operación quirúrgica y a la extirpación del bazo por la fractura de una costilla.
La falta de testigos –en la zona de los cambiadores donde ocurrió la pelea no había otras personas- complica la investigación, por lo que el fiscal pidió avanzar con cautela, ya que resta saber si el residente actuó o no en defensa propia, situación que podría cambiar el rumbo de la pesquisa.
Por ahora la carátula es de “Lesiones graves”, que tiene una pena de prisión de uno a seis años, pero esto podría modificarse en el transcurso de la investigación, con el aporte de nuevos elementos de prueba, explicó a este diario el funcionario del Ministerio Público Fiscal. “Están mencionadas en la causa personas que estuvieron dentro del quirófano, el cirujano principal, algún instrumentista, enfermeros”, precisó Ochoaizpuro. “Estamos tomando declaraciones testimoniales para certificar cómo ocurrieron los hechos, sumando medios de prueba. La realidad es que no hay muchos testigos”, reconoció le fiscal.
Pedido de suspensión En diálogo con Democracia, el director del Hospital, Sebastián Meneses, adelantó que elevó al ministerio de Salud bonaerense un pedido de suspensión del médico residente, que podría devenir con el correr de los días en una exclusión del cargo.
Como se dijo, las agresiones verbales comenzaron en el quirófano. “Aparentemente, hay que ser cautos porque esto es motivo de una investigación judicial, el anestesista habría insultado al residente, le habría dicho ‘qué tenés Parkinson, p…’”, afirmó Meneses a este diario. “Terminó la operación, salió el anestesista con el residente, fueron a cambiarse y ahí ocurrieron los hechos, pero solo ellos saben lo que ocurrió. Entraron el cirujano y el instrumentista y encontraron al anestesista tirado en el piso”, relató el director del HIGA.
Fuente Diario Democracia
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