En el mes de mayo en un establecimiento educativo de nivel Inicial un profesor pidió licencia médica al ser denunciado por abuso sexual a una docente y ahora regresaría a dar clases.
El episodio le generó una honda conmoción a la mujer que lo denunció ante los directivos y en sede policial para generar una causa judicial.
La joven estaba esperando que el docente terminara su intervención con niños de una de las salitas de los más chiquitos cuando se le acercó el educador.
El sujeto pasó su mano por la espalda y la bajó hacia los glúteos para acariciar el cuerpo de la mujer. La víctima le cuestionó lo que hizo. Le llamó la atención y se alejó. Le recriminó en forma de pregunta retórica “¿Qué hiciste? ¡Sos un desubicado!”, tal como surge de la declaración de ella en sede policial.
El hombre le pidió disculpas, pero la mujer le hizo saber de alguna manera que había vulnerado su intimidad y provocado un malestar por lo ocurrido.
El señalado como abusador hizo ademanes para que no levantara la voz ni genere que lo ocurrido trascienda a los colegas y demás integrantes de la comunidad educativa.
Al día siguiente se volvieron a cruzar y el educador intentó poner paños fríos para que el suceso no sea conocido por nadie más.
“Yo quiero que estemos bien”, le manifestó el individuo. La mujer le recordó que ella se sentía damnificada por lo sucedido. “Para tanto no va a ser”, insistió el sujeto en su estrategia por minimizar esas caricias y agregó que sólo “era un juego”; de acuerdo a las actuaciones.
Las conversaciones fueron interrumpidas en cada momento que irrumpió algún colega a la sala y luego de ese intento por minimizarlo la mujer lo comunicó a las personas integrantes del equipo directivo.
Además, lo contó a las demás docentes mujeres; quienes actuaron con empatía hacia ella y creyeron sus palabras porque consideraron verosímil lo ocurrido.
En la declaración de la víctima agrega que el sujeto intentó tener encuentros íntimos fuera del ámbito laboral con algunas colegas y con ella mismo.
La mujer afectada por lo ocurrido en todo momento ubicó al hombre para que no le propusiera otra relación distinta al compañerismo laboral.
La mujer hizo la denuncia policial con una amplia y detallada declaración de lo ocurrido y desde el equipo directivo dieron intervención a las inspectoras de educación.
Al motorizarse estas actuaciones en sedes judiciales y de inspección pedagógica el sujeto pidió licencias por un cuadro de salud mental.
En estos días le dieron el alta del diagnóstico de psiquiatría y se tendría que producir el regreso a clases; de acuerdo a los trascendidos.
Ya podría volver a la rutina educativa de acuerdo a la recomendación médica y cruzarse en la misma sala del establecimiento educativo con la víctima.
Las compañeras en forma solidaria han manifestado a los directivos el malestar por el posible retorno a clases del profesor.
De esta manera, las educadoras colegas de la mujer damnificada esperan que el sistema educativo establezca sanciones y en forma preventiva aparten al sujeto denunciado hasta que las autoridades se expidan.
La causa judicial se instruye en la Fiscalía a partir de los dichos de la víctima. El caso está calificado como “abuso sexual simple”.
Comentarios