Tendría almenas, torre, diecinueve habitaciones con baño privado y un gran cañón al lado de su magnífica entrada.
Su constructor no se pudo negar. Es que el hombre era un increíble cirujano y un trabajador incansable que operaba desde las cuatro y media de la mañana y que, siendo de origen humilde, llegó a tener, sólo en Entre Ríos, siete estancias. Y las tenía en varias provincias.
Hizo levantar un verde y frondoso bosque a su alrededor, con selectos árboles europeos, creando un verdadero microclima en esa amplia extensión. En el frente de la propiedad había dos altos mástiles, en el que, en uno, si él estaba en la localidad serrana, tenía izada una bandera azul que así lo anunciaba a toda la región. En el otro, una bandera colorada anunciaba la presencia de su esposa.
El Dr. Bartolomé Vasallo era excéntrico pero, además, un filántropo que siempre colaboró con obras de bien público. Dejó en su testamento al morir, muchas de sus estancias al Estado, a instituciones benéficas y al prestigioso Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, en donde él había estudiado.
Donó su mansión, el Palacio Vasallo, en Rosario que ahora es sede del Concejo Deliberante de esa ciudad, frente al Monumento a la Bandera.
A su Castillo lo donó a la Municipalidad de La Cumbre. No lo aceptó el Gobierno Municipal ni el de la Provincia por su gran costo de mantenimiento y en 1943 fue rematado.
El nuevo comprador reestructuró la propiedad, modernizándola. Era austríaco, multimillonario y fabricaba armas para unas treinta naciones. Se llamaba Fritz Mandl.
En 2022, casi 80 años después, el Castillo de Vasallo – Mandl está a la venta.
La ofrece Christie’s, quizás la empresa de subastas más famosa del mundo, en 3,8 millones de dólares. Por historia, comodidades, añosa arboleda y por estar en La Cumbre, esta joya escondida de Córdoba los vale.
Por H. Lanvers
De Vivir en las Sierras
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